Podemos cambiar el mundo. Podemos transformar la realidad. La magia interior existe. Sólo debemos cambiar nuestra actitud para poder modificar el rumbo por abrir las puertas a una nueva forma de percepción hacia la vida.
Recordemos que somos responsables de nuestros actos y si nos permitimos abrir las compuertas de nuestro corazón, fluirán riadas de felicidad y dicha que inundarán el jardín de nuestra existencia y regaran los campos de conciencia para que florezcan los frutos sembrados en el huerto de la vida.
Dejemos por tanto, florecer los frutos nacidos del corazon y dejemos de alimentar las semillas nacidas de la Insconsciencia para poder vivir de nuevo en este mundo el más bello jardín del Edén, del cual un día partimos y al cual ahora de nuevo regresamos en unidad.